2: Poesía vertical y la esencia de la poesía
Volvemos con dos nuevas preguntas que nos han llegado:
1. En el #HoyUnVerso del otro día, vi que se hablaba de «poesía vertical». ¿Qué es?
Lo viste como título de un poemario de Roberto Juarroz (1925-1995). El poeta argentino llamó así a toda su poesía, de manera que cada poemario suyo se titula Poesía vertical con un determinado número. De las distintas interpretaciones de esa denominación que encontramos, quizá la que mejor lo explica es esta de Ángel Esteban y Ana Gallego Cuiñas en Juegos de manos:
Toda su obra poética se intitula Poesía vertical (la única variación es el número), debido a la unidad que presenta y que se entiende como un bastión faraónico de poesía abstracta, metafísica religiosa, «una lanza», que se iza hacia el cielo «hacia arriba» condensada en esa imagen mínima que contiene la intensidad de un torrente de expansión inagotable: una poesía «implosiva», a decir de Oviedo. Pero esa verticalidad podría referirse también a lo «que une los dos polos opuestos: el de la vida y el de la muerte, el del pensamiento y el de la sangre, el del vacío y el de lo absoluto» (Flores 1996: 41*), porque «la muerte es otro modo de vivir».
Francisco José Cruz Pérez en la antología de Visor del autor casi compara esa verticalidad con la de un equipo de fútbol:
Roberto Juarroz encara directamente, sin mediación alguna —de ahí la significación de la verticalidad—, los problemas más auténticos del hombre, los que insistentemente, apunta Juarroz, nos disimulamos y que, sin embargo, son nuestra auténtica realidad.
Y es también interesante esto que se puede leer en Marta Ferrari:
Publicó trece libros de poemas, todos con el mismo título unificador y sugerente a la vez: Poesía vertical. «Estaba enamorado del arriba y del abajo, del agua profunda y quieta del pozo, y de los astros que vislumbramos en lo alto de una torre», comentó Octavio Paz. Y en este título, que en realidad es una especie de visión integral y totalizadora (el arriba y el abajo, «el pozo» y «la estrella»), estaría concentrada, no solo la poesía, sino también la poética de Juarroz.
En resumen, se puede decir que ese vertical alude a una línea directa que une lo más alto con lo más bajo en todos los sentidos. Es curioso el contraste con el famoso «Soy vertical, pero preferiría ser horizontal» de Sylvia Plath, pero de eso ya hablaremos otro día.
* Félix Gabriel Flores, Poetas argentinos contemporáneos.
2. Si no hay rima, ¿es poesía también?
Desde luego. Aunque desde pequeños estamos acostumbrados a estudiar poemas que riman y nos dicen que es poesía cualquier cosa en verso que rima, la poesía es otra cosa: es la capacidad que tiene algo —especialmente, unas palabras— de emocionarnos y, sobre todo, de transformarnos al mostrarnos de manera nítida un sentimiento oculto o enseñándonos una nueva forma de mirarlo y hacer que nos entendamos mejor.
Para esto, es normal que se utilice el verso, porque con los cortes se organiza la información de una manera más directa, clara y vibrante, y es normal que haya rima y ritmo, porque la musicalidad y la armonía ayudan a crear el estado emocional adecuado (sin pasarse: no olvidemos que en canciones con música, por ejemplo, es difícil encajar versos demasiado profundos). Pero nada de eso es imprescindible. Por eso hay versos libres y blancos (sin métrica ni rima) muy poéticos y poesía en prosa. Véase como muestra «El amenazado» de Borges.
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