Poesía bonita y que se entiende

Poesía bonita y que se entiende (2023) es la primera antología, o selección de poemas, publicada por Maresía con el fin de acercar la poesía al gran público.

El título Poesía bonita y que se entiende ya da una pista de las intenciones: se ha recopilado poesía bonita, que emociona, pero que a la vez se entiende. Aun así, por si acaso, todos los poemas están comentados por sus autores, nueve poetas actuales (Lidia Juárez, Paula Aparicio Cejudo, Beatriz Minaya, Eduardo Gregori, Borja Pitarch, Pilar Roig Ferreruela, Valle Mozas, Mario Díaz López y Natalia Peralta) no muy conocidos por ahora, pero capaces de transmitir sentimientos profundos que harán que el lector no se sienta tan solo y que demostrarán que hay poesía bonita y accesible. Además, Juan Romeu (autor de Poesías y lágrimas I, primer título de la colección, y director de Maresía), explica el valor de cada poema y por qué fue elegido.

En fin, con esta obra se busca que el lector se reconcilie con la poesía y le dé una (nueva) oportunidad. Si se le dedica un ratito cada día, poco a poco se verá que la manera de entender la vida está cambiando a mejor. Y se estará evitando que el mundo se convierta en un lugar cada vez menos poético.

En el poemario se pueden encontrar poemas como «Luto», de Natalia Peralta:

Luto

Me detiene lo que debería escribir.
Debería escribir negro sin alivio,
pero sucede que la jacaranda se derrama
sobre la hierba verde en Sevilla
y encima naranjas.
Y no escribo negro sin alivio
ni esto que sucede.
Solo me paso el día pensando
que es una gran pena,
que está preciosa Sevilla.

Aquí el comentario de la autora:

Me sorprendía pasar por el salón y no verlo sentado en su sillón haciendo sudokus. El luto no era el manto de tela negra constante y abarcador que esperaba. La muerte era un rayo que me atravesaba en cualquier momento y por sorpresa. En el impulso de llamarlo por teléfono, en el anuncio de una película antigua de vaqueros o en una Sevilla florecida con las jacarandas que él me enseñó a ver y a nombrar.

Y aquí el de Juan Romeu:

Natalia no quiere escribir los versos más tristes esta noche (aludiendo a Neruda), aunque «debería» escribirlos, pero prefiere consolarse con la jacaranda (otra vez este poético árbol) y su color violeta, con el verde y el naranja, que pueden con el negro. El juego de colores de este poema es espectacular.

Y el uso de «sucede» es también sublime. Es como el «Sucede que me canso de ser hombre» de Neruda, pero en positivo: aquí sucede que hay cosas bonitas, que está preciosa Sevilla. Así, esa gran pena que hace pasar el día pensando se puede superar.

Con la sencillez y delicadeza de la poesía tradicional, Natalia consigue infundir un optimismo y una vitalidad arrolladores que se derraman como la jacaranda sobre la pena cubriéndola sin perder la conciencia de que está ahí. Es una muestra de superación simple pero portentosa.

Y aquí algunos fragmentos del prólogo del libro:

Hay que leer poesía. Es conveniente leer en general, pero, sobre todo, hay que leer poesía. El mundo sería mejor si todos leyéramos poesía a diario. […] El que sale a la calle sin leer poesía es un peligro público. No nos damos cuenta del daño que hacemos por no haberla leído a tiempo. Parte de la verdadera solidaridad empieza por formarnos en casa. Herimos si opinamos sin saber; dañamos si vivimos sin reflexionar. Somos conductores sin carnet en la carretera más peligrosa, la de los sentimientos. Afectamos a los demás con nuestras palabras, si son palabras no meditadas. Solo la poesía nos ayuda a ayudar y a ayudarnos. […] La poesía ayuda, da vida. O es incluso peor: no leer poesía mata; es como no estar en forma o comer alimentos insanos. No es fácil verlo, porque es un fenómeno interior, pero no leer poesía consume, enfurece, confunde, envejece. Somos una maraña de sentimientos desordenados y enfrentados y solo la poesía los ordena y serena.

La poesía no necesariamente ayuda a encontrar soluciones; lo que hace más bien es ofrecer nuevas maneras de llegar a ellas.

[…] Maresía nació para devolver la poesía a la gente, para tender los puentes que haga falta hasta que se produzca el reencuentro. El mundo necesita poesía. Todos somos poetas, pese a que no todos nos fijemos en la poesía que posee la vida, igual que todos estamos rodeados de coches,
pero solo algunos se fijan y conocen los modelos. Y como poetas necesitamos poesía. Crearla y recibirla.

[…] La poesía bonita y que se entiende ha estado siempre entre nosotros y ha llegado el momento de defenderla y difundirla con brío porque sin ella el mundo es cada vez un lugar menos poético.

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