Botones por el suelo 4

Diario de un editor de poesía

Hojeando El lápiz del carpintero de Manuel Rivas (reciente ganador del Premio Nacional de las Letras Españolas) —que saco de la biblioteca por este artículo de Juan Marqués que me envía mi tío—, veo que un personaje dice que el único poema de Mendinho (poeta de la segunda mitad del siglo XIII) que se conoce es «el mejor poema de la humanidad». Recordaba haberlo visto en Locus amoenus —esa recopilación de poesía medieval en la península Ibérica de la que os hablaba en el anterior episodio— y me fui a buscarlo. Es verdad que es bonito, pero es de esos simples de la Edad Media a los que solo cuando te hacen fijarte en ellos les encuentras la gracia. Aquí la primera y la última estrofa traducidas:

Sedia-mi eu na ermida de San Simion
e cercaram-mi as ondas, que grandes son;
¡eu atendendo o meu amigo,
eu atendendo o meu amigo!

Non ei (i) barqueiro, nen sei remar;
morrerei fremosa no alto mar;
¡eu atendendo o meu amigo,
eu atendendo o meu amigo!

****

Estaba yo en la ermita de San Simón
y me cercaron las olas, que grandes son:
¡esperando a mi amigo,
esperando a mi amigo!

No tengo barquero ni sé remar;
moriré hermosa en el alto mar:
¡esperando a mi amigo,
esperando a mi amigo!

Estoy contento porque he estrenado el consultorio poético en la web de Maresía y en Spotify. Es un espacio en el que responderemos todas las preguntas que tenga la gente sobre poesía. En la primera entrega, contábamos lo que era la elipsis, si Antonio Machado estuvo casado y qué era un albatros, por el poema de Baudelaire. En las siguientes explicaremos si la poesía debe rimar para ser poesía, qué es el grupo Cántico o qué es la poesía vertical de Roberto Juarroz. Para esto último, he sacado de la biblioteca una antología de Visor que ya estoy revisando.

También estoy muy contento por dos motivos editoriales. Por un lado, Maresía ha vuelto con las publicaciones después del verano con la de En la misma habitación en que te sueño, antología bilingüe de Andrea Cohen, una poeta estadounidense que conocí por un precioso poema que vi una vez por redes sociales y que, por supuesto, se incluye en la antología. Es este, en su versión en español:

La intervención del comité

Le digo a mi madre
que acabo de ganar el Premio Nobel.
¿De nuevo?, dice.
¿En qué categoría esta vez?

Es un pequeño juego
al que jugamos: yo finjo
que soy alguien; ella
finge que no está muerta.

Es un hito para nosotros porque supone la primera incursión en la poesía en lengua extranjera y porque Andrea Cohen es una poeta bastante conocida. Hasta podría ganar el Nobel en el futuro ;).

De la otra alegría editorial aún no puedo decir mucho, pero tengo entre manos un libro de reseñas de poemarios del siglo XXI la mar de interesante. Eso me ha hecho a la vez recuperar la ilusión de ir creando en la web fichas de autores con su estilo, sus mejores versos e información sobre antologías en las que aparecen. La primera de esta serie será Ada Salas.

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