Daimler, Mercedes y la poesía
Entre las múltiples cosas a las que da tiempo a pensar en verano, se me ocurrió unir dos de las pasiones de mi vida, el Trivial y la poesía. ¿Cómo? Pues utilizando esas preguntas que me salen en el Trivial (cuando juego solo) y viendo qué relación pueden tener con la poesía. Y con eso escribir una pequeña píldora demostrando que todos los caminos llevan a la poesía. Todo como siempre con el objetivo de acercar la poesía a la gente.
Hoy os presento la primera entrega, donde descubriremos por qué los coches de la marca Mercedes se llaman así y qué tienen que ver con una ganadora del Nobel de Literatura.
Reconozco que la primera pregunta de Trivial que probé no salió demasiado bien, pero la segunda fue tan satisfactoria que la tomé como una señal de que tenía que lanzarme con esta sección. La primera era algo sobre Humphrey Bogart, y lo poco que logré encontrar sobre él vinculado a la poesía, aparte de lo poético de frases como «Siempre nos quedará París» de Casablanca, es que Ángel Antonio Herrera —sí, el de Tómbola que escribe en ABC— tiene un poema sobre el actor.
Pero la segunda fue más impactante. Era una pregunta sobre el año en el que Daimler había inventado no sé qué tipo de motor. En la ficha de Daimler-Benz de la Wikipedia pronto se ve que el nombre de Mercedes viene del de la hija de un empresario austrohúngaro que fue uno de los principales distribuidores y promotores de los automóviles de Daimler. Esta chica se llamaba Mercedes por María de las Mercedes de Borbón y Habsburgo-Lorena, hija de Alfonso XII y de su segunda mujer, quienes le pusieron ese nombre en recuerdo de la primera esposa fallecida del rey (la mencionada en «¿Dónde vas, Alfonso XII?»).
¿Qué tiene que ver esto con la poesía? Para eso tenemos que saber cómo se llamaba ese empresario austrohúngaro: Emil Jellinek. En cuanto vi el apellido, se me aceleró el corazón: ¿tendría algo que ver con Elfriede Jelinek, la escritora austriaca y ganadora del Premio Nobel en 2004? Pues sí. Aunque no había leído nada suyo, sabía que había escrito poesía; y ahí estaba la conexión.
Su poesía —escrita a los 20 años— se puede encontrar traducida al español en Amargord Ediciones. Según se dice en una noticia sobre el libro, la poesía de Jelinek, autora también, por ejemplo, de La pianista —novela llevada al cine por Haneke—, se consideraba intraducible. No debe ser fácil, desde luego, a la vista de versos como «soy tan gigante / como un niño negro con una peonza». Intentaré leer más.
Y hasta aquí el primer camino que lleva a la poesía. Volveré con más.