1: Machado, la elipsis y los albatros

Consultorio poético

Con esta publicación abrimos nuestro consultorio poético, el espacio donde daremos respuestas a todas las preguntas relacionadas con la poesía que nos hagáis llegar (por redes, en comentarios en la web o en maresia@editorialpiedepagina.com). Empezamos con tres:

Viendo el documental sobre Manuel Machado, me pregunto: ¿Antonio Machado estuvo casado? Lo digo porque Manuel tiene a Eulalia, pero Antonio muere solo y eso.

Claro que estuvo casado, aunque por poco tiempo. Se casó el 30 de julio de 1909, con 34 años recién cumplidos, con Leonor Izquierdo, 20 años menor que él, lo que le costó ciertas críticas. Perdidamente enamorado de ella, tuvo que afrontar tres años después su muerte por tuberculosis (no cumpliéndose, como esperaba Antonio, «otro milagro de la primavera»).

Esto nos dejó, al menos, bellos poemas, como «A José María Palacio», en el que le pregunta a su amigo cómo están sus añoradas tierras sorianas para acabar pidiéndole:

en una tarde azul, sube al Espino,
al alto Espino donde está su tierra…

(Leonor fue enterrada en el cementerio del Espino de Soria).

Escuchando en «Botones por el suelo» el comentario de «Por una mirada, un mundo» de Bécquer, mencionáis la elipsis. ¿Podéis explicar qué es?

La elipsis es un recurso poético que consiste en eliminar u omitir un elemento de una oración por poder sobrentenderse. Así, en la rima XXIII de Bécquer, hay elipsis de «te daría» en los tres primeros versos. Se puede recuperar gracias a que en el cuarto verso aparece explícito el «te diera»:

Por una mirada, un mundo;
por una sonrisa, un cielo.
Por un beso… ¡Yo no sé
qué te diera por un beso!

De hecho, esta elipsis de Bécquer suele usarse como ejemplo en muchos diccionarios.

He visto en #HoyUnVerso que poníais uno del poema «El albatros» de Baudelaire. Muy bonito, pero ¿qué es un albatros?

Un albatros es una especie de gaviota grande. De ahí lo bonito del verso de Baudelaire: «sus alas de gigante le impiden caminar». Como explicamos en Instagram y luego en nuestro boletín, por diversión unos marineros bajan a tierra y ridiculizan a esta ave por su torpe andar, lo que le sirve a Baudelaire como símil de la desolación del poeta entre los abucheos del común de los mortales, que no le dejan desplegar sus alas.

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