la rosa
Se puede decir que la rosa es la flor por antonomasia de la poesía. Sirve para representar la belleza de la juventud, el rápido paso del tiempo o incluso la propia creación poética.
Como mínimo desde el collige, virgo, rosas de Ausonio (310-395), la rosa se ha visto como símbolo de lozanía y juventud que hay que aprovechar mientras dura. Un claro ejemplo es el soneto XXIII de Garcilaso, que empieza «En tanto que de rosa y azucena / se muestra la color en vuestro gesto» y anima a coger la alegre primavera «antes que el tiempo airado / cubra de nieve la hermosa cumbre», es decir, antes de que salgan canas.
Rubén Darío (1867-1916) también opuso la rosa a la vejez en sus versos «Con el cabello gris me acerco / a los rosales del jardín» de la «Canción de otoño en primavera». Y Miguel Hernández (1910-1942) lamentó en su soneto «A ti, llamada impropiamente Rosa» que esa rosa se fuera a deshojar al ser esposa.
Es sabido que la rosa tiene corta vida. No lo pudo expresar mejor Francisco de Rioja (1583-1659) en los versos finales de su poema «A la rosa»:
Tan cerca, tan unida
está al morir tu vida,
que dudo si en sus lágrimas la aurora
mustia tu nacimiento o muerte llora.
La misma idea utilizó Calderón de la Barca (1600-1681) en su soneto «Estas que fueron pompa y alegría» para comparar la fugacidad de las fortunas de los humanos con la de esta flor:
A florecer las rosas madrugaron,
y para envejecerse florecieron:
cuna y sepulcro en un botón hallaron.
Pero la rosa también es creación, como cuando Juan Ramón Jiménez (1881-1958), previniendo contra el exceso de artificio, dijo: «No le toques ya más, que así es la rosa». O como cuando Vicente Huidobro (1893-1948), exponente del creacionismo, decía: «Por qué cantáis la rosa, ¡oh poetas! / Hacedla florecer en el poema».
Y, entre otros valores simbólicos, la rosa tiene, en el color blanco, el de bondad, como se aprecia en este magnífico poema de José Martí (1853-1895):
Cultivo una rosa blanca
en junio como en enero
para el amigo sincero
que me da su mano franca.
Y para el cruel que me arranca
el corazón con que vivo,
cardo ni ortiga cultivo;
cultivo la rosa blanca.
¿Conocéis otros poemas en los que aparezcan rosas? ¿Qué simbolizan?