Lo que nuestros autores recomiendan
Inspirados por obras como Centuria de Visor, hemos pedido a nuestros autores que nos recomienden un poema y expliquen por qué lo eligen:
Poema: «Las cicatrices», de Piedad Bonnett (Amalfi, Antioquia, 1951)
Recomiendo este poema porque me parece que manda un mensaje necesario: que la belleza no solo reside en lo perfecto, en lo bucólico o lo inmaculado, sino que también hay hermosura en la lucha, en la herida y en, a pesar de todo, seguir vivas y seguir adelante. Eso es lo que dicen las cicatrices: aquí me hirieron pero yo fui más fuerte que esa herida. Creo que es algo que merece la pena recordar antes de despreciar las marcas que la vida ha dejado en nuestro cuerpo y en nuestra historia.
Poema: «Ya no», de Idea Vilariño (Montevideo, 1920-2009)
El poema que he escogido es «Ya no», de Idea Vilariño, una poeta uruguaya de la generación del 45. Me gusta mucho porque transmite el desamor más profundo con palabras sencillas y claras. En él, se fragmentan en cadena todas las ilusiones y los planes de vida que la poeta había creado con una persona, como si de fichas de dominó cayendo se trataran. El último verso, «ya no te veré morir», me parece demoledor: cruje el poema, dejándote con una sensación de vacío inverbalizable.
Poema: «Ya no», de Idea Vilariño (Montevideo, 1920-2009)
Este poema tiene todo lo que busco tanto en la poesía que leo como en la que trato de producir. Desde el principio, su lectura me hace formar parte de un escenario tenue e íntimo, iluminado por la repetición de esos «ya no» que representan la expresión más majestuosa y poderosa de la cotidianidad. Cada verso abre una brecha entre nuestra vida y lo que nos ocurre cuando se deja de pertenecer a aquello que existe de forma habitual en nosotros. Leer así a Idea me hace sentir que formo parte de la conversación más privada del mundo pero que, a la vez, me pertenece porque me está hablando a mí, a mis experiencias, miedos y anhelos.
Poema: «Después de cada guerra», de Wislawa Szymborska (Prowent, actual Kórnik, 1923-Cracovia, 2012)
La poesía es, quizá, lo único bello que ha traído jamás una guerra. Elijo hoy esta de Wislawa Szymborska que me hace llorar cada vez que la leo. Especialmente ahora. Ojalá más gente la lea y llore conmigo, ojalá esa pena tan cotidiana de barrer los cristales rotos nos lleve a impedir que se sigan rompiendo ventanas.
Poema: «Sé tú mi límite», de José Ángel Valente (Orense, 1929-Ginebra, 2000)
Es de sobra conocido este poema de José Ángel Valente, que reúne todos los elementos que le pido a la poesía: temática amorosa a un nivel trascendente, holístico y filosófico. De sus versos se desprenden reminiscencias religiosas, pero que también se inspiran en la naturaleza. El autor se dirige a la amada, la apela, la exhorta a que esté a su lado, en un canto casi desesperado que a mí me recuerda, salvando las distancias, a los místicos.
Poema: «Abrojo V», de Rubén Darío (Metapa, 1867-León, 1916)
La primera vez que leí poesía fue cuando de pequeña, con unos ocho años, me regalaron la antología Mi primer libro de poesía. Este poema de Rubén Darío se convirtió en mi favorito desde que lo leí la primera vez por lo sugerente de sus versos, por la delicadeza y la imaginación que nombraba. Me encantaba imaginar un collar de perlas traslúcidas, brillante, pegajoso. Ya de adulta la lectura cambia y más de quince años después su mensaje sigue llegándome mucho, esta vez de forma más oscura, casi una ternura tenebrosa.
Poema: «El teléfono que no cesa», de Gloria Fuertes (Madrid, 1917-1998)
Mucha gente conoce a Gloria Fuertes por su poesía infantil, pero no es tan sabido que fue una poetisa con una profunda sensibilidad. En este poema refleja mi ideal fundamental a la hora de escribir: los mayores honores no vienen de multitudes anónimas, sino del cariño de las personas importantes.
Jesús Durán
Poema: «Las palabras de amor», de Karmelo C. Iribarren (Donosti, 1959)
Un breve poema, directo y de gran belleza. Comunica la idea de que el amor puede expresarse de innumerables maneras, incluso más allá de las palabras. No es necesario hablar cuando existe una conexión y una profundidad presentes en la comunicación no verbal. «Sé que están todas ahí» demuestra la unión emocional y comprensión de la relación.
Poema: «Calibración», de Tina Escaja (Zamora, 1965)
Siguiendo esas reminiscencias que evocan al exilio, tan características de otros poetas de mitad del siglo XX en España, Tina Escaja nos rescata de una posición en la que quizá no queramos estar y nos regala, con un lenguaje plagado de artificio e imágenes chocantes, una particular conclusión sobre su pasado y su presente, cargada de nihilismo, descaro, lucidez y añoranza.