triolet

Es una estrofa cultivada por Manuel González Prada de ocho versos en la que el primero se repite como cuarto y séptimo y el segundo como último.

Gracias a Amor cada día (la antología de 365 poemas que uso para publicar un poema comentado cada día en Twitter) (re)descubro a Manuel González Prada (1844-1918) y gracias a este autor llego al triolet.

Buscando información sobre el poema que toca comentar el 8 de julio (llamado precisamente «Triolet»), en el Diccionario Akal de términos literarios veo que el triolet es una estrofa similar al rondel que trabajó este autor peruano. En ambos tipos de poemas, la gracia está en repetir el verso inicial en el último verso o en algún otro. Pero en el triolet, que tiene ocho versos, ese primero se repite tres veces (en el cuarto verso y en el séptimo) y además el segundo acompaña al primero también al final. Sirva de ejemplo el propio poema de González Prada:

Suspira, oh corazón, tan silencioso,
que nadie sienta el eco del suspiro.
Por no turbar los sueños del dichoso,
suspira, oh corazón, tan silencioso.
Fingiendo la alegría y el reposo,
en la quietud y sombra de un retiro,
suspira, oh corazón, tan silencioso,
que nadie sienta el eco de un suspiro.

En mundopoesia.com, encuentro una entrada dedicada al triolet o trioleto. Allí se explica que ya se usaba antiguamente en Francia, en la época en la que más se jugaba con la forma. Y que, según Conrad Geller, del que toman la información, es una composición perfecta para acompañar un regalito o un ramo de flores.

Como siempre que me topo con algún poeta al que no conozco o recuerdo, busco en mi biblioteca si tengo alguna antología con algo suyo. Descarto la de José Olivio Jiménez (que empieza en 1914) y, tras pasar por varias antologías hispánicas generales (en las que me sorprende que el único González sea Ángel; ni siquiera aparece Enrique González Martínez), encuentro al poeta con bastantes poemas en Cien años de poesía americana de Alfredo Quiroga. Allí compruebo que tiene varios poemas titulados «Triolet», entre ellos alguno bueno como este:

Los bienes y las glorias de la vida
o nunca vienen o nos llegan tarde.
Lucen de cerca, pasan de corrida,
los bienes y las glorias de la vida.
¡Triste del hombre que en la edad florida
coger las flores del vivir aguarde!
Los bienes y las glorias de la vida
o nunca vienen o nos llegan tarde.

Y no os perdáis el de «Desde el instante del nacer, soñamos». También tiene algún ejemplo de rondel, en los que en general lo que repite es la primera parte del primer verso, pero también hay alguno en el que repite todo el verso (aquí, además, junto al segundo a mitad de poema):

No sé la dicha que persigo;
mas corro lejos, adelante,
mas voy cansado y palpitante
luchando solo y sin testigo.

¿Será la mano de un amigo?
¿Serán los besos de una amante?
No sé la dicha que persigo;
mas corro lejos, adelante.

Por suelo estéril y enemigo,
sin paz ni tregua de un instante,
hastiado siempre y anhelante,
en duelo a muerte yo conmigo,
no sé la dicha que persigo.

Como veis, sobre todo en el triolet, son pocos los versos que no se repiten, lo que en teoría facilita la creación. ¿O no? ¿Queréis comprobarlo? ¿Os animáis a escribir un triolet? Como siempre, si alguno nos gusta, lo incluiremos en la sección de «Poemas» con un comentario.

Juan Romeu

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